La primera idea fue marchar a América y recorrerla de norte a sur o viceversa. Después de algunas vueltas descartamos la idea por varios motivos. ¿Qué hacíamos con la auto? ¿La pasábamos desde aquí? Era muy caro. ¿Comprábamos una allí y la revendíamos al regresar? Nos arriesgábamos a no encontrar algo adecuado a nuestras necesidades y posibilidades y a quedarnos colgados a la hora de venderla. Descartada.
Entonces pensamos en comprar aquí la auto, viajar por Europa y luego pasar a África, la gran enamorada de Raúl. Comprar aquí nos permitiría arreglarla a nuestro gusto antes de salir y pasar un primer periodo de prueba no demasiado lejos de casa (la casa no-móvil). Luego desde Turquía, Grecia o Italia bajar al Sur. Pero empezamos a tachar países en conflicto y el continente se convertía en una ratonera de la que no podíamos pasar de Egipto o Túnez.
Pensamos cambiar África por los países que acaban en “jstan” (Uzbejstan, Kazajstan…), Pero vimos que nos coincidía con el invierno y ni la auto ni nosotros estamos preparados para grandes fríos.
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