miércoles, 22 de enero de 2014

De Turquía a Italia

Ya hace casi dos semanas que volvimos de España. Hemos vuelto a nuestro sencillo día a día dónde lo básico es lo importante: preparar comida, jugar, comer, buscar un sitio donde dormir e ir haciendo el mantenimiento de la casita. Al llegar de nuevo a Turquía nos encontramos con que el tiempo había cambiado. Ya no hacía tantísimo frío y parecía que hubiésemos cambiado de estación. En un par de días salimos del pais, no sin antes volver a pasar por la misma frontera por la que entramos. Afortunadamente solo tuvimos que enseñar los papeles en tres garitas y cruzar los dedos para que no nos multaran por haber pasado por las autopistas sin pagar. No, no nos multaron...

Grecia la cruzamos por el norte en cinco días. El país nos recibió con un cielo azul y un sol radiante, lástima que sólo duró un par de días, luego nos encontró la lluvia. Fuimos directos por la autopista porque la otra opción eran puertos de montaña. Como siempre que vamos por vías rápidas, a penas vimos nada del país. Además el Teo y yo recaímos del resfriado de las navidades y no estábamos para mucho paseo. Decidimos ir directos a Igoumenitsa, en la costa oeste, desde donde tomaríamos un ferry hasta Italia. Queremos ir a Marruecos desde Genova y pensamos que si nos entreteníamos por Grecia no nos daría tiempo. Quedará apuntado, pués, junto a Turquía y Rumanía, como destino de próximas expediciones. Estamos convencidos de que los paisajes son encantadores y la comida deliciosa (me he quedado con las ganas de una auténtica moussaka). El verano tiene que ser abrasador pero la primavera promete por estas tierras.

En Igoumenitsa compramos los billetes del ferry a Brindisi. Tuvimos la tentación de cambiar el destino y tomar el ferry a Ancona, unos 500 km más al Norte y por lo tanto más cerca de Génova. Pusimos en la balanza la situación. A favor teníamos el precio. Costaba 20 € más pero en gasolina nos gastaríamos por lo menos 4 veces más. Además nos podía pillar de camino Reggio Emilia, donde hay una de las escuelas más famosas de la República. En contra, nos íbamos directo a latitudes más frías y por el sur anunciaban máximas de 18º. Además tendríamos que pasar por los Alpes a principios de Enero. Nos perdíamos la zona de Taranto por la que yo tenía especial curiosidad ( por lo del baile de la tarantella, llamadme friqui) y no pasaríamos por Roma. La cosa no estaba fácil, pero lo de los 18º nos compró!


Pasamos la noche durmiendo en el suelo del salón del ferry con un montón de búlgaros. Por la mañana, en marcha! De momento hemos dado la vuelta por todo el tacón de Italia. El paisaje es evidentemente mediterraneo. Por los caminos, olivos, chumberas, muros de piedra seca y refugios de pastor aquí y allá. Los pueblos costeros están llenos de villas señoriales de principios de siglo XX y en las ciudades abundan los edificios renacentistas. Todo junto tiene un aire que me encanta. Desde aquí subiremos por la costa oeste hacia Roma, aunque aún no sabemos muy bien por dónde. Calculamos que podemos llegar en un par de semanas. De momento disfrutaremos de la buena temperatura del sur (a pesar del viento y las lluvias).

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