Desde las montañas de Transilvania nos
hemos dirigido al Este. Habíamos mandado tres solicitudes para hacer
un Helpx cerca de la ciudad de Brasov, pero no nos han contestado.
Como nos está gustando mucho este país decidimos ir al delta del
Danubio y volver después a Brasov a la casa de un señor que nos
había dicho que podía acogernos a partir del 28 de octubre.
En el camino hacia el delta paramos en
Medias, Bresiev y Sighisoara. Estos tres pueblos tienen en común las
iglesias fortificadas medievales. Sighisoara es conocida además por
ser la ciudad natal de Vlad Dracul, el empalador que inspiró las
historias del Conde Drácula. En estas tierras también está el
castillo de Drácula, pero descubrimos dónde estaba cuando ya
habíamos pasado de largo. Continuamos viajando con la boca abierta.
No deja de sorprendernos todo lo que vemos. Hay algo agradablemente
familiar en este lugar que no sé muy bien qué es. Tal vez sea la
temperatura cálida de otoño que nos recuerda más a casa, o el
hecho de poder hacernos entender mejor, o conocer gente que antes
vivía por aquí. Pero a mí particularmente estos pueblos me
recuerdan a otros que he visto en Centro América. Calles sin
asfaltar, gallinas campando por los caminos, casas con tejados de
lata, gente caminando despacio con sus carros y sus vacas, niños
saludando emocionados a nuestro paso, perros por todas partes...
Hemos pasado también por algunas
ciudades que nos han servido para hacer gestiones que no podíamos
hacer de ninguna otra manera. Las ciudades nos parecen bastante feas
en general. No suelen haber edificios dignos de mención y hay una
mezcla de supervivencia y deseo de occidentalización que resulta
bastante chocante.
En nuestro camino nos hemos encontrado
a Paco y Lola, una pareja de artistas madrileños que están llevando
a cabo un curioso proyecto, no se si seré capaz de explicarlo. Han
tomado las coordenadas de un paralelo y han dado la vuelta al mundo
sobre este paralelo colocando placas cada 100 kilómetros
aproximadamente y haciendo fotografías. Empezaron hace seis años y ahora están volviendo a
los lugares por donde pasaron para ver qué ha pasado con esas
placas. Nos explicaron que han encontrado el país muy cambiado. Hace
6 años, nos contaron, los niños iban descalzos por la calle y la
pobreza era totalmente palpable. Dicen que se notan por un lado las
ayuda recibidas por los fondos europeos y por otro los ahorros que
han podido enviar aquellos que emigraron. De hecho hemos encontrado
mucha gente con familiares trabajando en España o Italia y todos
habían podido hacer algunas reformas en sus casas.
En cuanto al tiempo, después de unos
días de sol, la lluvia nos encontró. Tampoco fue ninguna
exageración, pero lo suficiente como para convertir los caminos en
barrizales que nos dieron más de un susto. Siempre teníamos el
tranquilidad de que en caso de quedarnos embarrancados no faltarían
tractores para sacarnos. La temperatura sigue siendo agradable
durante el día, pero en cuanto se pone el sol, allá a las 6,
refresca y alguna noche hemos tenido que poner la calefacción un
ratito. Por cierto, aquí es una hora más tarde. Cuando en España
son las10, aquí son las 11.
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