Ahora llevamos tres día aquí y nos encanta Rumanía. Entiendo por qué nuestra vecina del Mas nos hablaba con tanta emoción de su país. Los paisajes son espectaculares. No tengo capacidad literaria para explicar la belleza de los bosques, el encanto de los pueblos y la calidez de la gente. Vamos conduciendo embobados.Hasta se nos olvida que las carreteras están hechas polvo.
El primer día nos desviamos de la carretera por la que íbamos para comer. Era un pueblo minúsculo. La gente iba con carros tirados por caballos y paseaban las vacas. Al poco de llegar apareció una señora. No entendíamos mucho de lo que decía, pero estaba muy emocionada. Lo primero que nos preguntó fue si habíamos comido y parecía que nos quería invitar a su casa. Nosotros ya teníamos el plato de espaguetis en la mesa, así que le le dijimos que pasaríamos a verla después. No nos debió entender, porque a los diez minutos apareció con una bolsa de huevos y un bote de mermelada. La invitamos a pasar, pero no quiso. Diez minutos más tarde apareció otra vez con una bolsa de patatas. Estábamos flipando. Cuando Teo se despertó fuimos a verla. Nos enseñó su casa y su marido nos dio mosto que prepara él mismo.De alguna manera, no se cómo, nos pusimos a hablar. Resulta que su hijo está trabajando en España, en Peñíscola concretamente. Ella había ido a verlo y tenía unas postales que nos enseñó con orgullo. Nos dijo que quería aprender a hablar español antes de morir. Entonces llamó a alguien por teléfono y le preguntó si hablaba español. Supongo que dijo que no, que hablaba inglés. Me miró y me preguntó si yo hablaba inglés. Le dije que sí y su cara se iluminó de nuevo. Era su nieta, que vivía cerca y nos haría de traductora. Les explicamos que nosotros vivíamos bastante cerca de Peñíscola y conocíamos gente de Rumanía. ¿Te imaginas que tuviéramos a alguien en común? ¡Pues sí! La señora llamó a su hijo a España casi llorando y Raúl habló con él. Y sí, resulta que nuestros vecinos del Mas son amigos suyos y antes vivían a unos 8 kilómetros de allí. La señora nos llenó de bendiciones. Estaba convencida de que dios tenía un plan para cada uno de nosotros y que nos había llevado hasta allí por algún motivo. Bueno, no se si será así exactamente, pero creo que esta señora se sintió muy feliz esa tarde y nosotros también, y eso ya es un motivo más que suficiente. Nos costó mucho marchar de allí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario