domingo, 6 de octubre de 2013

Fugaz paseo por la República Eslovaca


Después de dejar la casa en Vanovice, Chequia, nos dirigimos hacia Eslovaquia con la lluvia encima nuestro. El país nos ha parecido más descuidado que Chequia y nos impactó una de las aberraciones del comunismo. El paisaje era muy bonito, lleno de pequeñas montañas y extensos prados pero en medio de este paisaje era frecuente encontrarse con pueblos en los que habían enormes fábricas y bloques de pisos. Era como si paseando por los Pirineos te encontraras de repente con Belvitge. Suponemos que esa era la manera que encontraron para dar trabajo y vivienda a todos en igualdad de condiciones. Si en la ciudad había industria, las zonas rurales también tenía derecho a ello. No tenemos ninguna foto de estos sitios porque, la verdad, no invitaban a parar. 


















La primera parada la hicimos cerca de un río. El Teo intentó pescar la cena, pero no tuvo éxito, así que hicimos un fueguito y nos comimos unas salchichas con calabaza asada.




 Después seguimos tirando hacia el Este al Parque Nacional del Tatras. Como ya comenté, tuvimos que volver a pasar por Polonia para entrar de nuevo más tarde en Eslovaquia. Paramos en Zakopane, un pueblo bastante turístico conocido por las casas de madera, las pistas de esquí y también por ser el lugar donde esquiaba el papa Juan Pablo antes de ser papa.
Seguimos en busca de las montañas, pero la lluvia insistía en acompañarnos y lo que intuimos que eran montañas preciosas se quedaron en cumbres borrascosas que solo dejaban ver tímidamente algún pico nevado. Dormimos en una estación de tren y al día siguiente marchamos en dirección a Budapest, donde teníamos una cita muy especial.


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