Durante todo el viaje, nuestra ruta se
ha ido dibujando día a día. Cuando salimos no sabíamos muy bien
por dónde pasaríamos. Solo había tres premisas claras: huir del
frío, estar en los paises Nórdicos a finales de julio y cerca de
Grecia en diciembre. Lo que pasaría después de navidad ya se vería.
La primera premisa la hemos cumplido. Se podría decir que hemos
hecho un viaje de primavera-otoño-primavera. Sólo hemos pasado
calor exagerado tres o cuatro días y frío considerable una semana
más o menos. La segunda premisa nos la tuvimos que saltar por
cuestiones de tiempo, pero también, y quizás sea la principal
razón, por motivos económicos. Y la tercera, casi la cumplimos. No
fue Grecia, sino Turquía, y también por motivos económicos.
Y es que han sido varios los factores
que nos han ido haciendo girar el timón hacia aquí o hacia allá.
Una visita, un "me haría ilusión", un frente lluvioso, un
"mira tú, si tal sitio está aquí al lado", un mal
rollito, un buen rollito...
Cuando pasó la Navidad, como
suponíamos, ya teníamos clara hacia dónde seguiría la ruta. Nos
íbamos a Marruecos, el país de Nasreddin, un cuento del Teo. Europa
en enero y febrero nos resultaban aun frías. La ruta más cálida,
bordeando el mar, ya la habíamos hecho hacía pocos años. En
Marruecos en cambio empezaría a eclosionar la primavera. Después de
haber estado en Turquía teníamos la sensación de que no nos
resultaría extraño vivir por ahí un mesecillo. Y es que además a
los dos nos encanta.
Teníamos que cruzar Grecia lo más
rápido posible, costear Italia por el oeste, parar en Roma a reponer
fuerzas y seguir hasta Livorno o Génova para coger el ferry que en
cuatro días nos llevaba hasta Tánger. Estaba clarísimo. Después
de Marruecos, según el tiempo que nos quedara, subíríamos hasta
Catalunya por Andalucia o dando una vueltecita por Portugal.
Cruzamos Grecia en 4 días, pasamos a
Italia por mar, y entonces, un nuevo imprevisto hace tambalear los
planes. Era el imprevisto más imprevisto que pudiéramos imaginar.
Vamos, una invasión de extraterrestres hubiera sido más creible
para nosotros que esto.
Cuando volvimos de Barcelona yo volví
a recaer en esa gripe que había tenido en navidades. Era como un
virus estomacal de estos, con mal cuerpo, inapetencia... Pero esta
vez era más rara, porque además tenía salivera todo el rato, y me
daban asco algunas comidas, y me molestaban los olores, y de pronto
se me habían quitado las ganas de fumar y de tomar té. ¡Mi té!
Los que me conocen saben que no soy nadie sin mi té... ¿Virus
estomacal? ¡Ja! Es verdad, no hay que ser muy listo para darse
cuenta de lo que estaba pasando... Súmale a ésto que ya hacía como
dos semanas que me tenía que haber venido la regla... ¡No era un
virus! Era un polizón que se nos había colado en Turquía. Debimos
poner una cara muy rara cuando vimos las dos rallitas en el test,
porque el Teo no sabía si tenía que reirse o salir corriendo. Y es
que, de verdad, ¡no podía ser! Ahora entiendo algunas cosas de la
Biblia...
En principio los planes continuaban
adelante, solo era necesaria saber cuándo tocaban las pruebas más
importantes y hacrlas allí dónde estuviésemos. Gracias a Daniela,
nuestra ángel de la guarda, nos pusimos en contacto con la comadrona
y nos dijo que la prueba más importante era el triple screening, una
combinación de ecografía y analisis para calcular la probabilidad
de Síndrome de Down y ver si hay alguna malformación. Con un poco
de suerte lo podíamos hacer en Italia. Pero no hubo suerte y las
fechas coincidían con la estancia en Marruecos. Mmmm... La seguridad
Social nuestra no tiene cobertura allí y, la verdad, tampoco me hcía
mucho tilín meterme con médicos en este pais. Podríamos reducir un
poco el tiempo en Marruecos y entrar antes a España. Pero tendríamos
que quedarnos al menos dos o tres semanas para tener los
resultados...
Cuando las soluciones son tan
complicadas es porqué hay una mucho más sencilla que estamos
pasando por alto. Estaba claro, volvíamos a Catalunya. Era el mejor
motivo del mundo para volver antes de tiempo. Nos fuimos 4 en la
Mestral y volvemos 5 ¡Traemos el mejor souvenir que
nadie se pueda imaginar! Abriremos la cajita en septiembre.
Y el viaje
continua. ¡Siempre continua! Ahora estamos en Tortosa, en el Coll de l'Alb, haciendo un Helpx al ladito de casa hasta que encontremos un lugar propio. Yo, despacito y buena letra. Este embarazo no está siendo tan fácil como el de Teo, pero no me puedo quejar. Espero que en el próximo trimestre la cosa mejore.