sábado, 23 de noviembre de 2013

¡¡¡¿¿¿Ésto es una paella???!!!

¡Vaya birria de paella que hice! Ni las congeladas del Dia están tan malísimas! No se si fueron las gambas que parecían de cartón, o los guisantes que no se cocían ni a la de tres, o el arroz de dudosa procedencia, o la inexistencia de pescado en el caldo... La cuestión es que nunca había hecho una paella tan asquerosa. No es solo que no supiera a paella, es que ni si quiera estaba bueno como arroz con verduras. Encima la saqué antes de tiempo y tuvimos que ponerla en el horno para que se acabara de hacer. Menos mal que Shelly hizo una deliciosa ensalada de espinacas y el Raúl una tortilla de patatas y arroz con leche. Para colmo, había invitados. Una pareja inglesa y otra búlgara con un amigo. Algo se debieron oler porque todos trajeron postre... Mira que le puse cariño, pero nada. ¡Menuda manera de despedirse!”No será para tanto” diréis. Pues sí. Ya les dije a todos que si alguna vez iban a España, pasaran por nuestra casa a comer una paella de verdad.




Al día siguiente acabamos de recoger todo y marchamos de Lomtsi en dirección a Veliko Tarnovo, la antigua capital del país. Shelly nos había dicho que era muy bonita, pero tampoco nos hacíamos muchas ilusiones. Básicamente íbamos a una ciudad para poder ir con el Teo a una piscina de bolas. Nos habían dicho que allí había un parque de estos, pero no estábamos seguros de que nos hubieran entendido. Antes paramos en Baranissa, que también nos habían dicho que era tan bonito. Hombre... tampoco es que fuera par tirar cohetes. Estaba lleno de hoteles y restaurantes, pero tuvimos suerte en algo. Al salir de la auto escuchamos música de gaitas y flautas. Como ratones siguiendo a un flautista nos fuimos hacia donde estaba la música. Era un restaurante para turistas que ofrecía un espectáculo para los clientes. Con todo el morro nos colamos. Eran dos parejas bailando danzas tradicionales junto a un grupo de música. ¡Qué maravilla! Los que me conocéis ya sabéis que siento debilidad por los ritmos de estas tierras. Es una pasada ver como realizan complicados pasos casi acrobáticos como si de un paseo se tratara. Y los vestidos, ¡pero qué bonitos! Cuando acabaron fuimos a dar una vuelta por el pueblo y después seguimos hacia la ciudad. Más de dos horas estuvimos dando vueltas para encontrar el parquecito, y nada. Después de visitar todos los centros comerciales de la ciudad, dar la vuelta a todo un barrio para acabar en el mismo sitio y preguntar a cuatro personas, desistimos. Nos fuimos a comprar al Lidl e hicimos el último intento. Vimos a dos chicas con sus hijas y probamos suerte, Una de ellas hablaba inglés y nos dijo que a 100 metros de allí había uno (era en el primer centro comercial al que habíamos ido, pero como no había luz no lo habíamos visto). Dormimos en medio de la ciudad y a la mañana siguiente fuimos para allá. Estuvimos dos horas y después fuimos hacia el centro antiguo. 
Era un recinto amurallado con un castillo y una iglesia. Pero había que pagar para entrar, así que ahí se quedó. Fuera de eso y un par de calles monas, la ciudad nos pareció más bien fea. Bloques de pisos tipo periferia, muchas tiendas, casas en ruinas... Además Teo pilló un rebote porque no se podía dormir y empezó a llorar y a llorar, un trailer con muy malas pulgas no podía pasar por la calle justo cuando Raúl se había ido a pasear con el Teo y tuve que sacar la auto marcha atrás por un callejón, una familia muy sospechosa no paraba de pasar una y otra vez por el lado de la auto mirando dentro... No, sin duda este no ha sido uno de nuestros sitios favoritos. Para colmo se nos hizo tarde y tuvimos que dormir allí. Y llovió. A la mañana siguiente huímos de allí en dirección al Parque Nacional de los Balcanes. ¡Montañita, por favor!


(11 noviembre 2013)

No hay comentarios:

Publicar un comentario